jueves, 17 de julio de 2008

FUNDAMENTOS TEOLÓGICOS DE VIDA EUCARÍSTICA Y ESPIRITUAL EN NAZARETH (5)

EUCARISTIA Y VIDA EN NAZARETH

Siendo pues fuente de caridad, la Eucaristía ha ocupado siempre el centro de la vida de los discípulos de Cristo. La veneración a Dios que es Amor nace del culto Eucarístico de esa especie de intimidad en la que el mismo, análogamente a la comida, llena nuestro ser espiritual, asegurándole igual que ellos, la vida. Tal veneración “Eucarística” de Dios corresponde pues estrictamente a sus planes salvíficos.

De tal concepción del culto eucarístico brota el estilo sacramental de la vida del cristiano y por consiguiente de la Dominica de Nazareth. Conducir una vida basada en los sacramentos, animada por el sacerdocio común, significa ante todo por parte de la Dominica de Nazareth, desear que Dios actué en ella para hacerla llegar en el Espíritu “a la plena madurez de Cristo” (Ef 4,13). Dios por su parte no la toca solamente a través de los acontecimientos y con su gracia interna, sino que actúa en ella, con mayor certeza y fuerza, a través de los sacramentos (Cf. Carta de Juan Pablo II, EL Misterio y el culto de la Eucaristía, 1980).

Entre todos los sacramentos, es el de la Santísima Eucaristía el que conduce a plenitud su iniciación de cristiana y confiere al ejercicio del sacerdocio común esta forma sacramental y eclesial que la pone en conexión con el ejercicio del sacerdocio ministerial. De este modo el culto eucarístico es centro y fin de toda la vida sacramental (Cf. Vat.II, Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, 9,13).

De esta manera la Eucaristía, como sacrificio y como Sacramento, viene a ser para la hermana, su fuerza, su consuelo y su vida (Const. 125).

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