Pasa por alto las palabras o gestos ofensivos, como si no los hubieses advertido.
Recuerda el bellísimo apólogo del poeta indio[1]: “dijo el gusano de luz a las estrellas: -Dicen los sabios que algún día se apagarán. Las estrellas no respondieron: ¡siguieron brillando!”
No andes lamentándote ni amargando a los demás con la historia de tus propias penas. Escribió el mismo poeta: “He perdido mi gotita de rocío, gritaba al cielo una flor al amanecer. ¡Y el cielo había perdido todas sus estrellas!”.
Presta los servicios que te pidan, aunque te resulten molestos, incluso aunque te causen un daño personal. También lo sintió así mismo el mismo Tagore cuando escribió: “El hacha pidió su mango al árbol, y el árbol se lo dio”.
Cumple el Evangelio, como compendio de todo lo dicho, pues Jesús es el que mejor nos habla de la palabra buena que sale del corazón bueno, y de obras buenas que son los frutos de los árboles buenos…
Y el mismo Jesús fue el primero en cumplir con sus obras la bondad que predicaba. Cada uno de los actos de su vida es una lección de bondad hacia los hombres. Cada uno de sus gestos es una claridad del cielo… cada una de sus palabras es un amanecer de fe, de esperanza y, sobre todo, de caridad…
Jesús nos invita a impregnarnos de bondad para repartirla al mundo. Contemplemos ese Corazón que es manso y humilde, más que nadie. El tenía derecho de criticar, y sin embargo calló y perdonó. Fue paciente con los Apóstoles que al principio eran rudos, preguntaban mucho y aprendían poco. Fue cariñoso con los niños distraídos y enredadores. Comprensivo con el hombre rico que lo visitaba de noche, porque se avergonzaba de venir de día al Maestro de Nazaret.
¡Seamos buenas como Jesús!
Recuerda el bellísimo apólogo del poeta indio[1]: “dijo el gusano de luz a las estrellas: -Dicen los sabios que algún día se apagarán. Las estrellas no respondieron: ¡siguieron brillando!”
No andes lamentándote ni amargando a los demás con la historia de tus propias penas. Escribió el mismo poeta: “He perdido mi gotita de rocío, gritaba al cielo una flor al amanecer. ¡Y el cielo había perdido todas sus estrellas!”.
Presta los servicios que te pidan, aunque te resulten molestos, incluso aunque te causen un daño personal. También lo sintió así mismo el mismo Tagore cuando escribió: “El hacha pidió su mango al árbol, y el árbol se lo dio”.
Cumple el Evangelio, como compendio de todo lo dicho, pues Jesús es el que mejor nos habla de la palabra buena que sale del corazón bueno, y de obras buenas que son los frutos de los árboles buenos…
Y el mismo Jesús fue el primero en cumplir con sus obras la bondad que predicaba. Cada uno de los actos de su vida es una lección de bondad hacia los hombres. Cada uno de sus gestos es una claridad del cielo… cada una de sus palabras es un amanecer de fe, de esperanza y, sobre todo, de caridad…
Jesús nos invita a impregnarnos de bondad para repartirla al mundo. Contemplemos ese Corazón que es manso y humilde, más que nadie. El tenía derecho de criticar, y sin embargo calló y perdonó. Fue paciente con los Apóstoles que al principio eran rudos, preguntaban mucho y aprendían poco. Fue cariñoso con los niños distraídos y enredadores. Comprensivo con el hombre rico que lo visitaba de noche, porque se avergonzaba de venir de día al Maestro de Nazaret.
¡Seamos buenas como Jesús!
[1] Rabindranath Tagore (l861-1941), poeta, dramaturgo y músico. Nació y murió en Calcuta
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