sábado, 14 de noviembre de 2009

ANHELOS INFINITOS


¡Nazarenas! ¡Nazarenas!
las del albo escapulario que flamea
como nítida bandera por doquier:
en los campos silenciosos,
en los riscos escarpados,
en abismos insondables
si es preciso descender.

¿Dónde vais revestidas de esa túnica simbólica
con el alma florecida de azucenas,
con el cuerpo envuelto: crespones
que completan con su sombra oscura,
el contraste de esta vida noble y grande
de la Orden de pureza y penitencia?

Nazarenas que lleváis
un relicario de deseos,
un corazón que palpita en vivas llamas
solamente para Dios.
¿Dónde vais?

S.D. María Sara del Santísimo Sacramento

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martes, 10 de noviembre de 2009

"¿NO SABEN QUE,...PERO SOLAMENTE UNO RECIBE EL PREMIO ? CORRAN DE TAL MANERA QUE LO LOGREN” (1Cor 9,24)

“Cuando tengas que elegir entre dos caminos, pregúntate cuál de ellos tiene corazón.
Quien elige el camino del corazón, no se equivoca nunca” (Popol Vuh).

Tengo el gozo de expresar a cada una mi fraterno saludo e inmensa gratitud por todo el bien a la Congregación en este Ministerio de animación junto con sus hermanas que quedan en casa y no les es posible participar en el retiro anual de Gobiernos que hemos venido realizando año tras año. Este año se realizará en la Casa Madre de la Congregación del 15 al 22 de Diciembre dando inicio el 14 en la noche.

Es muy natural para nosotras recordar vivamente la predicación de Nuestra Fundadora y Cofundador en la tarea de preparación, remota y próxima que implica a cada una.

Nos conceda el Señor ese discernimiento que está entre lo auténtico y lo superficial, la virtud y el capricho. Siendo almas de intensa vida interior para estar cerca de Jesús y ser sensibles a las mociones del Espíritu. De lo contrario no se entenderá cómo dirigir a la santidad a tan gran número de religiosas y personas que se nos confían sin separarnos del recto camino.

Será suficiente decir que nuestro servicio fue un periodo de desarrollo para la Congregación. Las vocaciones se multiplicaron, la formación quedó bien asegurada con maestras fervorosas y celosas, que en las comunidades se confirmaba que las religiosas eran fieles a los santos compromisos y desempeñaban de buen grado sus estudios, sus tareas profesionales, apostólicas y los empleos necesarios para la buena marcha de las Instituciones. Que los retiros anuales daban a cada una la oportunidad de ponerse a punto y de afirmar convicciones, que sabía levantar los ánimos y devolver a ciertas religiosas al buen camino.

También será justo decir que tenía buen olfato para percibir a tiempo algunas desviaciones, que no le gustaba que las hermanas tomasen largas y disipadas recreaciones, que no se contentasen con una mesa ordinaria de sencilla frugalidad, sino que buscasen la suntuosidad, que supo prevenir ciertos abusos.

Como buena superiora, hermana y administradora se daba cuenta que a la Congregación le faltaba conocer bien la legislación y se esforzó en conocerla y hacer que se conociera.

¡Bien podría ser esa nuestra valoración al término de nuestro servicio.

Mientras tanto es importante gobernar a nuestras hermanas como a Hijas de Dios.

Con respeto a sus personas, estimulando la sumisión oblativa y la iniciativa personal. Una persona que se da cuenta de que su directora la ama es y busca sólo su bien, estará dispuesta a cualquier cosa. San Ambrosio dice que lo que más estimula el deseo de aprender, es la nobleza del profesor. Por ello conviene ser firmes pero con la conciencia clara de hacer el bien a los que nos rodean.

La formación de hábitos de vida consagrada debe ser interiorizada. Es posible que una religiosa viva en una casa de formación y se comporte muy bien: sea puntual, fervorosa, disciplinada... pero una vez concluido el período de formación y colocada en el apostolado, encontramos que su fisonomía religiosa parece que se viene abajo: no reza, falla en la vida de comunidad, en la disciplina... ¿Qué sucedió? Esta hermana vivía del ambiente pero le faltaba convicción personal.

El camino de la perfección siempre pasa a través de la cruz no puede haber santidad sin renuncia y sin combate espiritual. Si queremos progresar espiritualmente amemos la ascesis y el espíritu de mortificación que gradualmente nos irá llevando a vivir en paz y en gozo de las bienaventuranzas. Ayudémonos en este camino unas a otras.

Gracias a Dios tendremos la oportunidad de nuestro retiro espiritual fiándonos de la gracia para continuar el camino en verdad y libertad para que podamos purificar nuestro corazón y nuestra vida, reformar con decisión todo aquello que nos separa de Dios o nos aleja de él. Comprender la voluntad de Dios y como mujeres nuevas cumplir esa voluntad.

Oremos juntas durante este tiempo en la comunión de los Santos:

Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh buen Jesús, óyeme!
Dentro de tus llagas escóndeme.
No permitas que me aparte de ti.
Del enemigo malo, defiéndeme.
En la hora de muerte, llámame
y mándame ir a ti,
para que con tus santos te alabe
por los siglos de los siglos. Amén

Con las hermanas de Gobiernos General y Provinciales, comisiones y subcomisiones Generales, Secretarias General y Provinciales, tendremos el Consejo ampliado el 13 y 14 de Diciembre. Las esperamos gozosa y puntualmente el 12 de Diciembre por tarde a las 16h00. El tema central será en torno al Capítulo Provincial.

Dejándolas en el Corazón de Jesús María y José las bendigo.


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¡VENGAN TAMBIÉN USTEDES A UN LUGAR APARTE A DESCANSAR...Mc, 6,31

Con mi saludo fraterno me permito convocarlas a su retiro espiritual anual de 2009 que se realizará en la Casa Madre de la Congregación del 01 al 08 de Diciembre. La llegada será el 30 de Noviembre no más tarde de las 16h00.

En su libro “Siguiéndote a Ti, Luz de la vida” en la introducción responde Monseñor Bruno Forte, predicador del retiro espiritual en el Vaticano, del 29 de febrero al 04 de marzo de 2004 a cuatro preguntas: ¿Qué son los ejercicios espirituales? ¿De dónde parten? ¿Qué finalidad tienen? ¿En compañía de quienes se viven?

Ojalá pudiéramos prepararnos a través de esa lectura o hacer una reflexión iluminada por otros documentos a nuestro alcance. Lo importante es preparar el terreno con la suficiente disponibilidad para que nuestro espíritu se abra con docilidad y libertad a fin de acoger el amor de Dios que el Espíritu Santo derrama en nuestros corazones (cf. Rom 5,5), pues sin ese amor los retiros no podrían concebirse ni vivirse.

Es así en realidad que el retiro espiritual es una bendición un momento fuerte de gracia para cada religiosa ejercitante, para la Congregación y la Iglesia entera. Es verdaderamente un tiempo precioso que Dios nos regala para que nosotras, por nuestra parte, se lo regalemos de todo corazón a El, con amor sincero, para escuchar religiosamente su Palabra, custodiadas por su Silencio, para conocer ante Él la verdad de nosotras mismas y conformarnos siempre más a su voluntad.

Los religiosos, hallarán sin duda en estos sagrados retiros una rica e inagotable mina de bienes celestiales, que todos pueden alcanzar según la necesidad de cada uno, para progresar más y más en la perfección y andar con más aliento el camino de los consejos evangélicos. Porque los Ejercicios anuales son un místico Árbol de vida
(Gen 2,9), con cuyos frutos tanto los individuos como las comunidades crecerán en aquella laudable santidad con que debe florecer toda familia religiosa (Pio XI, Mens Nostra, 1929).

Su valor en nuestro tiempo

Decía el Papa Pio XI, en su Carta Encíclica sobre los ejercicios espirituales: “La más grave enfermedad que aflige a nuestra época, siendo fuente fecunda de los males que toda persona sensata lamenta, es la ligereza e irreflexión que lleva extraviados a los hombres.

De ahí la disipación continua y vehemente en las cosas exteriores; de ahí la insaciable codicia de riquezas y placeres, que poco a poco debilita y extingue en las almas el deseo de bienes más elevados, y de tal manera las enreda en las cosas exteriores y transitorias, que no las deja elevarse a la consideración de las verdades eternas, ni de las leyes divinas, ni aun del mismo Dios, único principio y fin de todo el universo creado; el cual, no obstante, por su infinita bondad y misericordia, en nuestros mismos días y a pesar de la corrupción de costumbres que todo lo invade, no deja de atraer a los hombres hacia Sí con abundantísimas gracias.

Pues para curar esta enfermedad que tan reciamente aflige hoy a los hombres, ¿qué remedio y qué alivio mejor podríamos proponer que invitar al piadoso retiro de los Ejercicios espirituales a estas almas débiles y descuidadas de las cosas eternas? Y, ciertamente, aunque los Ejercicios espirituales no fuesen sino un corto retiro de algunos días, durante los cuales el hombre, apartado del trato ordinario de los demás y de la baraúnda de preocupaciones halla oportunidad, no para emplear dicho tiempo en una quietud ociosa, sino para meditar en los gravísimos problemas que siempre han preocupado profundamente al género humano, los problemas de su origen y de su fin, de dónde viene el hombre y adónde va; aunque sólo esto fuesen los Ejercicios espirituales, nadie dejaría de ver que de ellos pueden sacarse beneficios no pequeños.

Queridas hermanas: ¿Sentimos que es válido para nuestro tiempo?

Pero todavía estos, sirven para mucho más. Porque al obligar a la persona al trabajo interior de examinar más atentamente sus pensamientos, palabras y acciones, considerándolo todo con mayor diligencia y penetración, es admirable cuánto ayudan a las humanas facultades; de suerte que en esta insigne palestra del espíritu, el entendimiento se acostumbra a pensar con madurez y a ponderar justamente las cosas, la voluntad se fortalece en extremo, las pasiones se sujetan al dominio de la razón, la actividad toda del hombre, unida a la reflexión, se ajusta a una norma y regla fija, y el alma, finalmente, se eleva a su nativa nobleza y excelencia. Es bella esta comparación de San Gregorio Magno en su libro Pastoral: <> (S. Greg. M., Pastoral 1,3: PL 77,73).

Además de la paz interior, brota como espontáneamente otro fruto muy exquisito, que redunda egregiamente en no escaso provecho social: el ansia de ganar almas para Cristo, o lo que llamamos espíritu apostólico. Porque natural efecto de la caridad es que el alma justa, donde Dios mora por la gracia, se encienda maravillosamente en deseos de comunicar a las demás almas aquel conocimiento y aquel amor del Bien infinito que ella misma ha alcanzado y posee.

Al concluir Pio XI su carta encíclica escribe:

Si por todas partes y por todas las clases de la sociedad cristiana se difundieren y diligentemente se practicaren los Ejercicios espirituales, seguirá una regeneración espiritual; se fomentará la piedad, se robustecerán las energías religiosas, se extenderá el fructífero ministerio apostólico y, finalmente, reinará la paz en los individuos y en la sociedad.

Mientras, sereno el cielo y callada la tierra, la noche alcanzaba la mitad de su curso, en el retiro, lejos del concurso de hombres, el Verbo eterno del Padre, hecho carne, apareció a los mortales y en las regiones etéreas resonó el himno celestial: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad (Lc 2,14).
Este pregón de la paz cristiana <>, manifestación del deseo mayor de nuestro corazón apostólico, al que intensamente se dirigen nuestras intenciones y trabajos, herirá profundamente las almas de los cristianos que, apartados del tumulto y de las vanidades del siglo, repasaren en profunda y escondida soledad las verdades de la fe y los ejemplos de Aquel que trajo la paz al mundo y se la dejó como herencia: Mi paz os doy (Jn 14,27).

La Sierva de Dios María Sara del Santísimo Sacramento nos enseñaba a pedir compañía y no hay duda que no estaremos solas. "Por el hecho de que los del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad.... no dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra.... su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad" ( Lumen Gentium, 49).

"No veneramos el recuerdo de los del cielo tan sólo como modelos nuestros, sino, sobre todo, para que la unión de toda la Iglesia en el Espíritu se vea reforzada por la práctica del amor fraterno. En efecto, así como la unión entre los cristianos todavía en camino nos lleva más cerca de Cristo, así la comunión con los santos nos une a Cristo, del que mana, como de Fuente y Cabeza, toda la gracia y la vida del Pueblo de Dios" (Lumen Gentium, 50).

Comencemos a pedir su compañía desde mañana día de Todos los Santos.

¿Anhelan verdaderamente su retiro espiritual? Las espero en casa con inmenso gozo y las bendigo en el Corazón de Jesús, María y José.

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