jueves, 15 de mayo de 2008

JESÚS DE NAZARET Y DEL SAGRARIO

No hay dos Jesucristos,
que tan solo es uno.
El que vive oculto en el Sagrario
Y el que vive en el cielo glorioso.

Con el Evangelio por compañero
Y la Inmaculada por guía
Lo buscamos oculto
Porque ¡Se esconde! sí, ¡se esconde!

¡Qué misterio!
Escondido tras la carne y los huesos
y el alma y la debilidad de un hombre.
Tan solo en fugaces horas dejó ver su resplandor:
en la Transfiguración y la Resurrección.

¡El escondido del seno del Padre!
y ¡Hombre-Dios!
¡Maravillosamente escondido
tras los accidentes de pan y de vino!

¡Encerrado en el Sagrario!
Perpetuamente callado
indefinidamente multiplicado
misteriosamente pequeño.

¡Oculto por amor!
En su Corazón escondidos
los tesoros de la ciencia
y sabiduría de Dios.

Corazón de Jesús ¡Vivo en el Sagrario!
Fuente de agua viva que mana y corre,
sol que irradia luz, calor y vida,
¡Eres tan dulce como verdadero!

Con Tomas de Aquino
te adoro devotamente,
oculta Divinidad,
porque quien te contempla con fe,
de amor se extasía.

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