viernes, 31 de octubre de 2008

ASAMBLEA CURIA GENERALICIA


La historia de la Congregación está marcada por las intervenciones del Espíritu Santo, que no sólo la ha enriquecido con los dones de sabiduría, profecía y santidad, sino que también la ha dotado de caracteres siempre nuevos de vida evangélica a través de la prolongación de la obra de nuestra amada Fundadora que legó su carisma a su familia de hijas espirituales “Dominicas Hijas de Nuestra Señora de Nazareth” siendo invitadas a ejercer una fidelidad creativa a estos orígenes y a dar testimonio gozoso de esa vitalidad luminosa, renovadora y transformante.

Juan Pablo II nos ha recordado repetidamente que los métodos de ayer son inadecuados: "La vida consagrada no se debe limitar a leer los signos de los tiempos, sino que debe contribuir también a elaborar y llevar a cabo nuevos proyectos de evangelización para las situaciones actuales"[1]. Pues, "si nuestras propuestas no sintonizan con los desafíos del presente, el diálogo resulta imposible y nuestra presencia infecunda e insignificante”.

En este momento de nuestra historia previas las asambleas de Directoras y la última más bien reciente, realizada con Directoras y el mayor número posible de hermanas de la Curia nos ayudaron a ir llevando adelante la Programación del Sexenio a discernir y a preparar la Asamblea Especial de la Curia General que como acordamos y quedó convocada en la misma Asamblea, se realizará los días 16 y 17 de Noviembre en la Casa General, con el fin de elaborar el Proyecto de la Curia Generalicia de acuerdo a los lineamientos del VIII Capítulo General.

Nos preparamos con la oración ferviente y como el principio por el que los corazones se hacen uno es sólo la unión íntima con Cristo en su Cuerpo, que es la Iglesia[2] de la que somos miembros y a cuyo servicio nos dedicamos, inflamemos el corazón y ensanchemos la caridad, comenzando por los de casa, principalmente nuestras propias hermanas, si queremos amar a Cristo, como dice San Agustín: "Si amáis a Dios arrastrad a todos al amor de Dios... Arrastrad a cuantos podáis, exhortando, soportando, orando, dialogando, dando razones, con mansedumbre, con amabilidad: arrastrando al amor" . No es otra cosa lo que nos pide el Señor y no hay mejor preparación que esta.

La Santísima Trinidad del cielo y de la tierra nos concedan este don.

[1] JUAN PABLO II, Vita Consecrata, 73, Documentos de la Iglesia 131, 1997

[2] Cf. Col. 1,24


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